Víctor Hugo es el más importante escritor romántico francés. El tipo tenía tesón, se le metió entre ceja y ceja que iba a ser escritor a los 14 años y a los 16 publicó su primer libro.
La cuestión es que su "triste" vida pasó de castillos en castillos, entre España, Nápoles y París. El tipo era un seductor nato, se le conocen muchas amantes que mantuvo hasta edad muy avanzada peor eso no impidió que él tuviera dos esposas. El primer matrimonio acabó, anecdóticamente, por la infidelidad de ella, de este matrimonio tuvo varios hijos con destinos trágicos: Leopoldo, que murió poco después de nacer, o Leopoldine, que moriría en las aguas del Sena en su noche de bodas. De todos modos la separación le dio un buen periodo creativo, y “parió” Nuestra Señora de Notre Dame que le dejó echo polvo físicamente pero con buena situación económica. Tenía 28 añitos.
El tipo no era fácil, al parecer comía como un psicópata, le encantaba la fiesta y curraba de forma compulsiva. Además gracias a sus convicciones políticas (o por culpa de ellas) pasó mucho tiempo en el exilio donde se dedicó a diversas y curiosas aficiones como el espiritismo. De estas idas de olla algunos biógrafos sostienen que le entraron unos afanes por suicidarse cosa mala. Además tenía entretenimiento ya que conoció a Oscar Wilde, Hans Christian Andersen y ya se relacionaba con Alejandro Dumas y a Julio Verne. Pero cuando regresó a Paris consiguió escribir su obra maestra y uno de mis libros favoritos “Los Miserables”.
A su muerte donó una fortuna a los pobres, su ataúd fue velado bajo el Arco del Triunfo y se le enterró en el Panteón como fue su deseo y ahora comparte lecho con algunos de sus amigos escritores antes citados.
Acostumbrados como estamos a escritores torturados y pobres la vida de Víctor Hugo no se nos antoja muy “sufrida” peor es que viendo sus aposentos recreados en el número 6 de La Place des Vosgues la cosa no mejora.
La recreación de las estancias es desde 1902 un museo que, atención que esta frase tratándose de Paris no es normal oírla, es de visita gratuita.
En las primeras salsa se pueden ver muchos manuscritos, dibujos y anotaciones.
Después las estancias. La más impactante es la habitación china, regalo para su mujer.
El salón es una pieza sobria pero que denota el buen gusto y sobretodo el dinero que tenía y la biblioteca es también una gran experiencia descubriendo recuerdos, caricaturas, muñecos y obras del autor entre sus fotografías y recuerdos personales. Además el escritorio donde comparte nombre y muestras de escritura con los contemporáneos es una pieza reincalculable valor.
La visita termina en el dormitorio, recreación de la pieza donde murió donde no falta el escritorio. Muchos muebles son aún originales y sobrevivieron a las subastas de la época.
En la escalera algunos posters de las diversas representaciones de la obra. Un gusto para los fans.
Y ¿qué mejor lugar para continuar la visita que siguiendo a Valjean por las cloacas? París es n sitio curioso y tiene museos para todos los gustos. Es el caso de las Egouts de Paris, a ellas se accede desde el Puente d’Alma y te sumerge en un universo oloroso si parangón. El pequeño museo recorre la historia de París desde abajo y permite ver algunos instrumentos que se emplean para su cuidado además de comprender el funcionamiento.
Por supuesto llegado el momento los paneles del recorrido hacen un alto en el camino para recordar el periplo de Jean Valjean con el joven Marius a cuestas huyendo de las barricadas. Al parecer, y esto lo descubrí con la lectura de los paneles, Víctor Hugo era íntimo amigo de Emmanuel Brunesseau, inspector de las alcantarillas que le dio la suficiente información para que el paseo subterráneo del libro tuviera verosimilitud.
Si queréis visitar las alcantarillas sobretodo preparaos para el aromático placer que experimentaréis. Las aguas residuales son muy visibles y algunos pueden considerarlo muy desagradable pero sobre todo es una experiencia evitar las gotas de condensación que caen por doquier. La verdad es que es mejor no pensarlo mucho, pero la visita merece la pena.
Y para terminar hay que visitar la tumba. Y como antes he dicho es fácil de encontrar. Está en el Panteón de Paris (previo pago). La cripta es posiblemente la más vacía y desangelada de la historia de la humanidad. Al parecer hubo un pequeño error de cálculo.
Se pensaba que era el lugar ideal para enterrar a los protagonistas de la Revolución y se pasaron. De este modo y progresivamente se han ido exhumando tumbas para rellenar espacios trasladando algunos cuerpos a la cripta cuando decidieron que eran suficientemente importantes para estar allí.
Uno de los últimos inquilinos descansa en la misma estancia que Hugo. En 2002 Alejandro Dumas abandonó su reposo eterno para cambiar de vecindario por iniciativa de Chirac que en su discurso le reconoció como uno de los más grandes escritores franceses de todos los tiempos. También Zola comparte estancia con Victor Hugo en esta sección de letras de la cripta.
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