A pesar del desastre de la Noche en Blanco debo reconocer que no todo fue tan mal. Digamos que decidí canjear mi vale de 2x1, es decir, hago dos colas y me cuelo en la siguiente. De esta forma acabé en el Circulo de Bellas Artes de Madrid donde reconozco nunca había puesto un pie (si bien el cine estudio y el teatro si los conocía bien).
Dos cosas debo destacar de este edificio. En primer lugar su terraza que abrieron como mirador gracias al acontecimiento y que daba una visión magnífica de Madrid e noche (una pena la “iluminación artística” del Palacio de las Comunicaciones y la inexistente de la Cibeles).
A pesar de la lluvia los que aguantaron las largas escaleras pudieron ver uno de los lugares más bellos y animados de Madrid gracias a la música y el bar que se organizó en la terraza a pesar de la lluvia.
De bajada “accidentalmente” me introduje en el Salón de baile donde suelen celebrar las fiestas de Carnaval y de Nochevieja. La buena suerte quiso que mientras disfrutaba de las preciosas columnas abriesen la Sala Teatro Fernando de Rojas y entre el resto del público que estaba aguantando estoicamente su cola para acceder (reitero que yo ya me había chupado dos y a esto lo llamo justicia divina) me introduje en la representación que iba a comenzar a las 11 de la noche.
El Hombre Almohada es una obra escrita por Martin McDonagh, un autor irlandés del que poco sabía hasta este momento. Ganó el premio Olivier y fue nominada a los Tonys y ahora se representa a diario en este teatro. Es difícil resumir las sensaciones que saca un espectador después de ver la belleza y crueldad que destila la historia que abarca temas muy diferentes y crudos: el poder de la palabra, la violencia, los prejuicios, la incomprensión, la deshumanización.
En realidad los hechos que narra transcurre en su totalidad en una sala de interrogatorios en un gobierno autoritario donde Katurian, un escritor desconocido, es interrogado sobre un crimen que no conoce. Poco a poco a través de sus recuerdos y sus cuentos vamos conociendo más al personaje y compartiendo su incertidumbre y su miedo a través de las historias descubrimos cual es su delito y desciframos su implicación.
Contar alguna de las historias que se narran dentro de la obra sería como romper la magia que destilan estas pequeñas piezas de literatura que resultan tan atrayentes como la propia narración. Cada pequeño cuento es una visión de la infancia manchada y triste donde los niños son mutilados o asesinados pero a pesar de lo terrible de sus destinos no deja de ser poético y hermoso. Casi es insultante que las piezas del puzzle sean igual de brillantes que la propia obra. Es muy aconsejable disfrutar de este montaje realizado por la compañía El Teatro del Noctámbulo que se estrenó en Badajoz y ahora ha aterrizado en Madrid.
Tras este “desencuentro” afortunado con el teatro a la salida nos topamos con otra “noctámbula en blanco” que no era otra que Ana Belén que se dirigía hacia la Gran Vía, espero de corazón que no para hacer colas por los tacones que llevaba. Ella hizo como el resto de los mortales, pararse a contemplar la obra de Suso33.
Suso es un “artista urbano” o, lo que viene a ser lo mismo, un graffitero. La propuesta se llamaba “Lanzadera de Palabras” y era sencillo y original. En la calle un grupo de gente gritaba con un megáfono y este ponía lo que le iban indicando en varias lonas gigantes que decoraban la fachada principal del Circulo de Bellas Artes coloreando la palabra TEXTO. Francamente impresionante.
2 Comentarios
Te colaste!!! uuuooooo
ResponderEliminarY no le hiciste foto a Ana Belén?
Sabes? cuando vi la foto de la vista de Madrid desde la terraza del círculo de las bellas artes, pensé, esa imagen, la he visto antes. Y ahora, he caído donde. En el video de Alejandro de Quisiera ser, sale una imagen desde el mismo punto donde hiciste la foto, también de noche, y también iluminado... mira tu que cosas...
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