Esta semana un grupito la mar de heterogéneo fuimos a ver Jesucristo Superstar. De una parte Bea (que lo más cerca que ha estado de la obra es escuchando en el MP3 a Laurent), Sonia (recuperando la sana costumbre de ver musicales fuera de Londres), Carlitos (para celebrar nuestra larga relación de dos años) y yo (que soy claramente la normal del grupo). Entradas en el Anfiteatro 1º que te deja hacer dos cosas que no permite el patio de butacas del Lope de Vega: escuchar mucho mejor y ver la totalidad del escenario bastante bien (y que, la verdad, si estáis pensando en ir a verla y estáis pelados, es casi tan razonable, y presupuestariamente más aceptable, como una buena butaca de Club y cumple mi promesa de no volver a subir al Anfiteatro 2º e intentar adivinar quien es quien por la ropa y sin prismáticos)
Creo que Jesucristo Superstar tiene uno de los libretos más complejos y complicados de todos los musicales que haya visto. De hecho no es un eufemismo referirse a él como “opera rock” porque los tonos en los que cantan sus protagonistas son difícilmente reproducibles por una garganta normal por eso el casting de esta obra tiene mas importancia que en cualquier otra y en este montaje han intentado contar con ello a la hora de la puesta en escena. Han decidido, muy sabiamente, que si hay muchas buenas voces no se necesitas más condimentos innecesarios. Y por eso han optado por un escenario limpio sin decorados extraordinarios para ambientar este Jesucristo en la actualidad.
Miquel Fernández tiene ya en su haber muchos protagonistas como Galileo en WWRY o Mario en HNMPL (parece adicto a las siglas) pero nunca he tenido la oportunidad de verlo en ninguna de ellas así que he intentado recordar todas las bondades que he odio sobre él porque el autentico genio de la obra es Judas , Ignasi Vidal (– Broma sexual -), antes conocido como Nacho Vidal.
No hay mucho que se pueda decir sobre Jesucristo Superstar que no se haya dicho hasta la saciedad. Nació como un disco y pronto se llevó a los escenarios con un éxito rotundo convirtiéndose en uno de los musicales más famosos de la historia, no en vano es obra del omnipresente Andrew Lloyd Webber y libreto de Tim Rice. En 1973 se convirtió en película y conquistó hasta los países donde la religión era tabú. Fue estrenada en España el 6 noviembre de 75 con la sombra de nuestro amigo bajito y con bigote dando aún por saco y aunque era considerado casi blasfemo ir a verla el público convirtió la versión de Camilo Sesto y Ángela Carrasco en un autentico mito del musical en nuestro país (y se volvió a poner en escena con Ruy-Blas haciendo de Judas en el 84, we love you Jean). Contando batallitas mis padres confesaros que fueron a verla a escondidas y que mi abuela les prohibió decir que habían ido a ver la obra a nadie. Lo tremendamente escandaloso a parte de poner a Jesús a cantar rock era el hecho de que María Magdalena declarara su amor con la canción “No sé como amarle”, una de las mejores canciones de amor escritas para representar sobre un escenario de toda la historia.
- El número de cabaret de Herodes convertido en una loca mala con pelucón y que acaba en gallumbos.
- El chocante número final de Judas-Elvis irreverente y surrealista que rompe con el ritmo general de toda la obra.
- La voz mezcla de sapo y Constantino Romero de Caifás.
Por lo demás más o menos estábamos de acuerdo en compartir la pasión por Ignasi y cierta decepción por Miquel (que hizo dudar hasta de que se tratase de él al inicio de la obra) si bien reconocemos que para cantar así hay que ser un autentico genio.
Y por supuesto alabanzas al efectismo de la cruz del número final muy Baz Luhrmann.
2 Comentarios
No es que me llame mucho este musical... y menos así con esas pintas encima del escenario...
ResponderEliminarMe gustan las canciones que he escuchado de este musical, a mí si me llama.
ResponderEliminarEl prota no se parece mucho a Pau Gasol??
Jisuscraist! Jisuscraist!