Recuerdo perfectamente la primera vez que vi un cuadro de Warhol. Fue el año que abrieron el Guggenheim de Bilbao. Me costó quince minutos separar la mirada de un lienzo en blanco donde se adivinaba una serie interminable de Marilyns reflejadas con destellos.
No voy a quitarle ningún mérito. Andy Warhol consiguió ser una obra de arte en sí mismo. Es de los pocos pintores del siglo XX que se convirtieron en tan famosos ellos mismos como su propia obra (sólo me atrevería a decir que igualable a Dalí o Picasso que también gracias a la prensa y al cine consiguieron que su rostro fuera reconocido tanto o más que su pintura). Y es que Warhol no es sólo lo que pintó si no la imagen que consiguió crear de sí mismo.
Este es el leif motiv de Warhol Sobre Warhol. La exposición que se clausura en La Casa Encendida (Obra Social de Caja de Madrid) este fin de semana. Posiblemente sea una de las mejores colecciones que se hayan expuesto sobre y de Warhol ya que consigue explicar al hombre y al mito por sus obras y las de sus coetáneos. Son tan importantes las serigrafías y fotos del autor como las de sus compañeros.
El proceso está muy bien reflejado en esta exposición. Es muy loable la labor de los comisarios de la exposición al ser capaces de reunir obras de todas las etapas de Warhol y darle tanta importancia al Warhol posterior a los años sesenta que es bastante más interesante y desconocido.
Tuve la oportunidad de disfrutar de la visita guiada que ofrecían por lo que además de ver la exposición pude ampliar un poco la información vaga que llevaba sobre el autor basada, por qué no reconocerlo, en un par de documentales, algunos artículos y varias películas semificticias sobre la fascinante figura de Warhol. Fue satisfactorio porque efectivamente la visita consiguió cubrir mis objetivos que iban más allá de que me explicaran el arte de Warhol que ya conocía bastante y se centraran en un Warhol más privado contando anécdotas o episodios que si bien no me eran del todo desconocidos puestos en contexto y documentados con fotos de sus amigos y colegas coetáneos me han dado una idea bastante aproximada de la idiosincrasia del fallecido autor.
Dentro de las obras más fascinantes expuestas me tengo que quedar con unas cuantas que no había visto nunca. Me llamó la atención la sala llamada cicatrices donde las fotografías mostraban sobre todo el torso surcado por las cicatrices que le produjeron las operaciones tras el atentado del 6 de junio de 1968 cuando Valerie Solanas le disparó en el estomago dos tiros hiriendo a varios de sus amigos que se encontraban con él en ese momento. Parece ser que estuvo a punto de fallecer y que en varias ocasiones consideró que su vida debería haber acabado ese día ya que el deterioro físico que se produjo desde entonces le afectó psicológicamente y en su obra de forma bastante clara. Por otro lado el Warhol público dijo algo mucho más acorde con la imagen que tenemos del artista: No hubiera sido justo hacerme compartir portada de los periódicos con el asesinato de Robert F. Kennedy. Mi muerte merece una portada para mí sólo”. ¿Qué mejor modo de ilustrar su concepción de los quince minutos de fama? La exposición de hecho se celebra en el 20 aniversario de su muerte (tras una operación rutinaria por cuidados postoperatorios indebidos, bastante poco glamuroso).
Significativa es también la pequeña sala con imágenes de Warhol tomadas por Christopher Makos. No sólo por acercarte bastante a la imagen ochentena del mito si no por la crudeza de ellas y por el inteligente acierto de emitir un video sobre el proceso de maquillaje de la sesión. Si el visitante se tomaba un momento para ver y oír lo que el autor iba diciendo era bastante revelador.
La obra que más me ha llamado la atención y que más brillante me ha parecido fue La Sombra. Un cuadro fantástico con una serigrafía de un autorretrato en la época cuando experimentó con polímetros generando contraste con la sombra de su rostro. No había visto nada de esta época antes.
Otros aciertos: La emisión de películas a lo largo de la exposición y en horarios determinados de alguna de sus, por otro lado infumables, obras de duraciones exageradamente largas pero llamativas. Que las fotos se entrecrucen no dando importancia a si eran sacadas por su séquito o por el mismo generando un juego de fotografiado y fotógrafo muy interesante, no se debe dejar de leer los letreros sobre sus explicaciones para que cobren sentido. El uso de materiales y bocetos previos junto a la obra final. Y para acabar la aparición de muchos retratos de personas de la época tomados por Warhol, su serie de Jagger es fantástica pero por ejemplo las Polaroids de Basquiat también son impactantes.
Para terminar resaltar las fichas editadas por Caja de Madrid para explicar algunas de las obras. En ellas aparece la foto de la obra en cuestión y los puntos para entenderla: Qué vemos, Qué sentimos, De qué podría estar hablando, Por qué plantea este tema, Por qué usa este medio, De donde viene y qué normas rompe, Qué diría un experto de la obra, Biografía (si no se trata de un Warhol) y datos bibliográficos complementarios. Creo que de lo mejor que ha caído en mis manos para entender una exposición.
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