PON UNA MASCOTA VIRTUAL EN TU VIDA

Puedo parecer una persona normal con aficiones de lo más sano, voy al cine, salgo a cenar con los amigos, visito museos, leo libros, me gusta la música,… Pero detrás de este aspecto aparentemente ortodoxo escondo un terrible y vergonzante secreto… ¡Tengo una mascota virtual!

Mi “bicho” tiene ya cuatro años, empezó siendo una especie de dragón color verde y ahora es una suerte de ardilla pija zombie, pero esa es una larga historia.

No es un “tamagochi” ni nada por el estilo, aunque hay que hacer cosas como en lo huevos chinos tales como alimentarles, jugar con ellos o realizar actividades de mantenimiento básico. Pero gracias a la red es algo más. Tan complejo es el mundo de Neopia, donde viven los neopets, que son ya más de 10 millones los que tienen una mascota registrada. Es además la página del género con más éxito y la única que tiene los contenidos completamente adaptados a nuestro idioma por lo que no es un inconveniente no saber inglés para poder jugar.

Al principio era algo tosco y básico, jugábamos a cuatro juegos (ahora hay más de doscientos juegos flash activos) para ganar algunos Neopuntos, NPs, moneda de Neopia, que permitía comprar comida y algunos juguetes. Después creamos una tienda para vender lo que no necesitábamos, y una cuenta de banco para guardar los beneficios de las transacciones de esa tienda, y construimos una ansión que fuimos amueblando poco a poco,.. una cosa llevó a la otra y van para cuatro años adiestrando, enseñando y jugando con la dichosa mascota virtual. Que parecía una tontería pero no veas si no es adictiva la jodia.


Para rematarlo cada poco tiempo crean plots (intrigas) que consisten en actividades de ingenio que deben desarrollarse en un tiempo determinado para obtener premios y que se completan con puzzles y combates o peleas dentro del entorno. Aquí es cuando la Mascota te posee y te picas para poder cumplir los objetivos. En una ocasión llegué a ver a un pobre niño americano en Youtube dándose cabezazos contra una pared por no poder pasar una fase especialmente intrincada. Y es que a veces te planteas de qué mentes salen esos retos que aunque deberían ser para niños te mantienen horas delante de la pantalla creyendo que te estás volviendo tonto.

Ahora, por ejemplo, están en los mundiales. La Altador Cup, su tercer año. Algo tan simple como meter el baloncito en la portería se ha convertido en una lucha a muerte, no tanto porque tu equipo gane, como porque tu colega, no saque más puntos que tú.

Pues sí, todo para conseguir una porquería de trofeo virtual que no vale para nada. ¡Pero queda muy fardón en el lookup!

Por eso debo salir de mi armario y confesar que todos somos muy frikis y que si no tienes perro puedes poner una neomascota en tu vida.

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