COMENTANDO

Cuando tienes un blog durante determinado tiempo te das cuenta de muchas cosas, es mucho mejor que acudir a un psicólogo. En realidad puedes vislumbrar a través de los comentarios los tipos que visitan la web y sus motivos.

Yo no soy dada a dejar comentarios. Prefiero dejar chascarrillos. Me parecen mucho más amenos y normalmente ayudan a irse del hilo. Sin embargo aprecio que se tomen la molestia en poner unas líneas, positivas o negativas, porque generar indiferencia resulta francamente aburrido.

Lo que parece muy extendido es que para conseguir comentarios lo mejor es crear polémica. No es normal que alguien se moleste en decir “Vaya, pues tienes razón” pero sí es más habitual encontrar “Menuda mierda de opinión”. Por eso un post con críticas negativas suele generar más movida que uno diciendo que todo es maravilloso. A pesar de ello no renuncio a escribir unos y otros. Así si no tengo nada que decir siempre hay algún “individuo” que me inspira para bien o para mal.

Los rebuznos, como me gusta llamar a los comentarios sin pie sin cabeza y que encima faltan al respeto, son una fuente continua de risotadas y los considero un “mal menor”. Normalmente se descalifican ellos solitos así que sólo tienes que hacer leña del árbol caído, otras veces al contrario se genera una preciosa comunicación (recuerdo especialmente un infante amante de los musicales indignado que resultó ser una bellísima persona). En todo caso son toda una experiencia.

Y es que cuando escribes en un blog público hay cosas que gustarán a los lectores y otras que no, sobre todo cuando los lectores, redireccionados por los misterios del gran Dios Googleliano, no conocen ni la trayectoria ni el sentido del humor del escritor se montan unos pitotes en plan “serie de Jose Luis Moreno”.

Pongamos un ejemplo, el post de Albacete. Narro una gran aventura sobre las condiciones precarias del área de servicio de La Gineta. Lo lee uno de Albacete y se pone a despotricar con poca educación. El tipo, de posiblemente quince años físicos, que no mentales, se dedica a desdoblar su personalidad e insultarme por semejante barbaridad. ¡¡Cómo alguien osa decir que Albacete es un pueblo!! Y digo múltiples personalidades porque gracias a la maravilla de los contadores detecto que sólo hay un usuario en este punto del mapa, un usuario con mogollón de tiempo libre. Todo sea dicho de paso. Y lo peor es que me da penita porque se lo toma enserio, el pobre. Y ya le veo sin poder dormir abrazando su almohada pensando comprar un muñeco budú o algo peor. Ya ves, una que es una sentimental… Y seguramente, vamos, a ciencia cierta, no leerá el post porque en su disco duro sólo visita el de Albacete para ver las lindezas que le digo (por cierto, va perdiendo). Su mundo se acaba y empieza en ese post. ¡Soy una tía influyente!

Caso diferente pero curioso igual. El misterio de “por qué no puedo contar lo que pasa con el dichoso curso de 20 Minutos cuando se trata de una convocatoria pública”. ¿¡Pues no me han llamado Patiño!? ¡Qué gran periodista se está perdiendo Dónde estás Corazón!… Y mira que me costó poner las comillas en todos los “supuestos” hechos por aquello de la rigurosidad. ¿¡Así valoran mi trabajo!? Desde luego si un comentario como ese lo consideran artículo (como alguno ha apuntado) dios nos libre con La nueva generación de comunicadores.

La única conclusión a la que llego es que mi sofisticado humor y fino sentido del sarcasmo no llegará a ser nunca apreciado en este país. Voy a hacer como Bardem, voy a huir de España que son “ un montón de estúpidos”, todos una panda de envidiosos y me odian. ¡Ea!

PD. No, no voy a explicar si es en serio o en broma.