LA CUISINE FRANÇAISE (VOLUMEN 1)

Si, si. Mucho glamour y mucha fama pero los franceses se alimentan como las ratas, es decir, con patatas y queso. A veces introducen en su menú cotidiano deliciosos y babosos animalitos como caracoles (Escargots) u ostras. Pero no engañan a nadie, su base alimenticia es el queso y las patatas cocidas.

Acompáñenme queridos lectores en los entresijos del menú turístico francés y sus más íntimos secretos.

¿Qué han hecho los franceses por nosotros? ¡Las alcantarillas! ¡No! Algo mucho más extraño y sorprendente. ¡Importar la patata! No hay un solo francés que no sepa que Parmentier trajo ese delicioso manjar de las exóticas tierras americanas. Pues bien, ¡Es mentira! fue la armada española o en su defecto los ingleses Walter Raleigh y Francis Drake que se la regalaron a su isabelina reina, en realidad Parmentier era un panadero que se labró fama cocinando con este ingrediente principal… Si, si, ¡qué logro!

Pues sepan que los españoles nos trajimos el chocolate (sin discusión al respecto). Muéranse de envidia.

FONDUES VARIAS

Vamos a ocasionar un trauma a la mayoría de los mortales. Las fondues normales no son cazos de queso. De hecho ni siquiera son originarias de Francia si no de suiza.

En realidad lo normal es que las fondues se coman con carne que es colocada en la mesa cruda para que el comensal los cocine a su gusto en el recipiente que se prepara para la ocasión con aceite caliente avivado por una llama. Se las llama Fondues bourguignonne.

La carne se pincha en el palito, se mete en el cazo de aceite (reciclado y posiblemente muy viejo) y se espera hasta que esté al gusto para untarlo posteriormente en queso que depositan en pequeños cazos.

Si el presupuesto es más bien escaso sí conseguirás un cazo con queso. Tu opción es la Fondue au fromage.

Esta vez, y si tienes suerte, tendrás un cazo en el mismo utensilio con llama en el que preparan una mezcla de tres quesos, y si eres afortunado, vino de garrafón. Los palitos se usan en esta ocasión para hacer los “barquitos”. ¿Adivinas de qué? ¡Bingo! ¡Patatas cocidas! Pero la principal novedad es que también podrás untar pan.

Ahora viene la parte complicada: introducir en el mejunje la patata pinchada en el minipincho sin que se desarme y acabe en el cazo con el queso. Esto señores míos es una batalla perdida. Lo mejor que pueden hacer es disimular ante el camarero harto de ver turistas pescando en el queso y seguir hasta que mermado el queso con el pan sea posible rescatar los trozos de patata para destruir las evidencias.

En último lugar estarán esperando el postre. Es decir, la fondue de chocolate. Pues bien, básicamente sustituyen el queso por chocolate (exportado por España) y se untan diversos tropezones de fruta.

El susto puede venir al saber que las fondues de chocolate tienen un precio astronómico. Normalmente incluso más que la fondue de carne (esta viene a estar entre los 17 y los 22 €) y por supuesto también que su amiga pobre (por 13 o 15 € son fáciles de encontrar. Lo normal es que las fondees deliciosas de chocolate, poco abundantes y algo rancias salgan por 14 a 18 euracos sentado en cualquier local.

Una vez superado el susto proceda a continuar con el descubrimiento del resto de delicias de patata y queso.

RACLETTE

Con este fascinante nombre se encuentra una de las más desconocidas pero pintorescas comidas francesas: Patata con queso fundido.

¿Sorprendidos?
El proceso es algo diferente. Mientras pelas tediosamente tu patata un aparato de diverso tipo en función del local va derritiendo con calor un queso mastondóntico que después usas para embadurnar la patata. Si el presupuesto es un poco más abultado puedes forrar con queso caliente diversos embutidos. Una raclette suele salir por 12 o 15 €.

CONTINUARÁ (con más queso posiblemente)