Hay siempre algún lugar en las grandes ciudades que pese a estar en la zona más turística pasa desapercibido. Es el caso de
Shakespeare & Cia, una antigua librería que se encuentra justo en el kilómetro cero de la capital francesa.
Corría el año
1919 cuando Sylvia Beach inauguró esta librería en el número 12 de la Rue de'l O'déon, a la orilla del Sena. Pero lo curioso es que esa americana dedicó sus estanterías a libros en otra lengua, el inglés y le valió el nombre de
mademoiselle Shakespeare.
Hemingway, que estaba afinado en Paris decidió pasarse por sus estanterías. Por aquel entonces era necesaria una cuota para poder pedir prestados libros pero le fue perdonada por la flamante propietaria. Desde ese momento fue un asiduo, supongo que seducido por el encantador espacio dividido en dos pisos, por sus montones de libros amontonados, el calor de sus estufas o los divanes que facilitan la lectura, exactamente los mismos rasgos que conserva en la actualidad.
Durante los años 20 se gestó toda una tradición literaria. Allí se encontraban André Gide, T.S. Elliot, Ezra Pound, John Dos Passos, Djuna Barnes y Scott Fitzgerald pasaban mucho tiempo allí, algunos incluso dormían ente los libros mientras Sylvia se preocupaba de que todo el mundo se sintiera a gusto en su pequeño feudo.
Según las guías
es la cuna del Ulises de Joyce, peor lo que no cuentan son las curiosas aventuras de su propietaria que, cuando recibió la visita del escritor confesando que habían rechazado su publicación en Estados Unidos y nunca vería la luz,
invirtió todos sus ahorros para sacarlo adelante y escondido bajo las tapas de obras de Shakespeare se vendió en la librería en un momento en el que la gente no tenía dinero ni para comprar un libro.
Todo trascurrió con normalidad hasta que
en 1941 recibió la visita de un nazi que se encaprichó de uno de los ejemplares que se encontraban en el escaparate. Ante la negativa de la venta amenazó con regresar al día siguiente.
Obviamente 24 horas después los libros habían desaparecido, como el resto de la tienda que fue trasladado y permaneció oculto hasta después de la guerra. Lo que no pudieron esconder fue a la propia librera que acabó en un campo de concentración durante seis largos meses.
Cuando se liberó Paris la compañía que llegó antes a
Shakespeare & Cia fue la de Hemingway que tras asegurar la zona marchó a liberar el bar del Ritz. Fue entonces cuando los libros misteriosamente regresaron a su sitio.
En los cincuenta tomó el relevo
George Whitman y así ha sobrevivido hasta nuestros días.
En la actualidad l
a planta baja alberga los libros de venta al público: algunos nuevos y otros usados pero en su mayoría en inglés.
En la parte superior aparece la puerta a otro mundo,
entre retratos, recortes, cartas de cariño y pilas de libros aparecen divanes, máquinas de escribir antiguas, el lavabo de época. Todo con el olor a libro viejo y madera antigua. Esta parte, según informan los carteles
es la biblioteca y los libros son para su lectura, por eso reina un silencio sepulcral mientras algunos lectores permanecen en la sala ojeando ejemplares antiguos.
Así que s
i paseas por el Sena mirando Notre Dame y quieres imbuirte en un pedacito de historia, de cultura y de literatura entra en Shakespeare & Cia. No es necesario que compres, simplemente da una vuelta, déjate seducir por el local.
Pero si finalmente te animas a adwuirir algo
la dependienta juzgará tu compra, te aconsejará y además te pondrá un sello en cada libro, la marca de haber comprado en el Kilómetro cero, en la librería más especial de Paris.
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