Paso el arco detector de metales y se pone a pitar como un descosido.
Muy poco amablemente me indican que me pare a la izquierda para un control. Una francesa enana con bigote empieza a cachearme. El toqueteo dura cinco minutos de reloj. Consigue llegar a lugares donde normalmente exijo que inviten a una copa para acceder. Parece que no busca ningún cuchillo, debe estar haciendo esfuerzos por encontrar el “Punto G”.

Las pasa.
Vuelvo al arco y… ¡Sorpresa! Sigue pitando. Pasa el detector manual por todo el cuerpo y decide pararse un rato en mis pechos. Vale, claramente si el arco detecta el aro del sujetador como metal es que deberían replantearse seriamente volver a calibrarlo.
Empieza de nuevo a meterme mano. Toca tanto y con tantas ganas que si no fuera por que me está hartando incluso se me pondrían duros los pezones. Esta señora es la mar de concienciada con su trabajo. ¿Querrá pedirme mi número de teléfono y no sabe cÓmo? ¿Será que le pongo? Cuando el sobeteo de teta empieza a parecerme excesivo intento volver a comunicarme con el pequeño ser peludo.
- Mire, creo que pita el sujetador.
- No puede ser. Quítese el cinturón.
- No llevo cinturón.
- Que se lo quite.
- ¡¡¡QUÉ NO LLEVO CINTURÓN!!! – Ya con media camisa levantada para demostrar que la conversación no iba a avanzar a ningún sitio.
- En ese caso le voy a pedir que venga a la sala conmigo.
- Le estoy diciendo que es el sujetador.
- No lo creo.
- ¡Vale! Entonces me lo quito y hacemos la prueba.

En estas, con medio sujetador fuera, aparece un señor y pregunta qué pasa.
La señora le da su versión de los hechos: Cree que llevo escondido algo metálico y peligroso.
Así que decido dar mi contra-versión y acabo sacando por la parte del escote el sujetador agitándolo por el aire y diciendo:
- Ok, vamos a ver quien tiene razón.
El sujetador pasa directamente a la cinta de maletas y yo me autoinvito a pasar por el arco. El arco no pita.
- ¿Qué quiere hacerle un escáner al sujetador o prefiere llamar a los artificieros? Llegados a este punto si quiere se lo regalo.
El pequeño gabacho con pinta de jefe me pide perdón mientras señalo a la bigotuda diciéndole lo maleducada que es. Y en estas me llama el tipo de la cinta.
-¿Puede abrir usted el bolso?
- Vamos, no me jodas. Que el vuelo sale en cinco minutos. Si no le importa lo voy a volcar todo y me dice cual de mis pertenencias le parece sospechosa.
No le doy tiempo a decir que no que la última vez empezó a remover parsimoniosamente todo el bolso con un boli. Doy la vuelta y desparramo la cámara de fotos, media docena de pilas, la NAVIGO, el abono trasporte y la funda de las gafas. Eso es todo. Mira todo contrariado.

- No, como son tan pejigueros en ESTE aeropuerto (me gusta hacer énfasis en las cosas importantes, recuerden que son los mismos chovinistas que se negaron a “tocar” las maletas españolas. ¡Catetos!) todo va en la maleta para pasar el control rápido, pero veo que he fracasado.
- ¿Y ahí que hay? – dice señalando la funda.
- ¿Gafas?
- ¿Puedo verlas?
- Y si quiere probárselas.
- Bien, puede recogerlo todo.
- Gracias.
Y es así como tuve mi primera experiencia sexual en un aeropuerto. ¡La próxima vez me depilo y me perfumo!
4 Comentarios
Los sujetadores pueden ser armas muy peligrosas... que se lo pregunte a McGyver :)
ResponderEliminarYa te cuento, casi empleo el mío como elemento arrojadizo... XD
ResponderEliminarjajajaj como esta el personal colega!!jajajajajjajajajaa estos franchutes de mierda que asco dan!!jajajajajajajjajaa besinos ana y espero que tu vuelta a este pais sea mas cariñoso y no tan violento jejejejeje saludos! cynthia
ResponderEliminarjajajajajajajajajajajaja!! Buenísimo!!!!!!! aunque qué vergüenza pobrecita!!!
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