WEST SIDE STORY


Romeo y Julieta es la historia más vieja jamás contada pero no por ello pierde efectividad. Todos hemos disfrutado en algún momento de nuestra vida de la revisión callejera de la obra más clásica de Shakespeare con letra y música de Leonard Bernstein y Stephen Sondheim. Pero lo realmente impresionante es que sigue de rabiosa actualidad.

Se estrenó hace ya 50 años y por el aniversario se ha rescatado el montaje original para una gira mundial con sus actores de Broadway. La escenografía respeta la concepción que tuvo en su día Oliver Smith y los bailes extremadamente clásicos y físicos son los que aparecieron en su primera versión tal y como salieron de la cabeza de Jerome Robbins con sus piruetas, sus tendencias al ballet y su maravillosa sensación plástica.

West Side Story fue toda una novedad de fusión, se atrevió a juntar los ritmos latinos con el jazz y adornarlo todo con canciones líricas de musical clásico logrando que el reflejo del Nueva York de la época se convirtiera en uno de los musicales más intemporales de la historia.

En Madrid tuvimos la oportunidad de disfrutarlo en versión original (esta vez con subtítulos) y con todo el esplendor de la noche madrileña como telón de fondo en la inauguración del escenario Puerta del Ángel.

Con unos precios muy asequibles y un montaje excelente la oportunidad única de disfrutar de una producción de Broadway casi sacada del pasado no se podía dejar desaprovechar.

Olvidando las referencias a la película que permanecen en el pensamiento colectivo West Side Story sorprende por la belleza de los bailes y las melodías. No en vano está dirigida y coreografiada por Joey McKneely, que había sido asistente de Jerome Robbins, coreógrafo y director de la producción original y eso se nota en los detalles.

En estos momentos la compañía es la única con permiso para una gira internacional que ya ha pisado medio mundo con un estreno impecable en La Scala de Milán allá por el año 2000 (donde uno de los Tonys fue David Miller).

En agosto estará en Santander y Gijón, es una oportunidad que cualquier amante del musical no debe dejar escapar.

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