
Chicago fue masacrada hace poco en el cine. A pesar de no ser una mala adaptación el encanto minimalista de Chicago se perdió escondido tras los nombres de grandes estrellas. Pero la esencia Jazz regresa al teatro gracias sobre todo a Natalia Millán.

17 millones de espectadores han disfrutado del montaje musical más minimalista y con el libreto más jazz del mercado de Broadway. ¿Por qué? Sencillo, la vida es mucho mejor si se toma como una diversión. Matar, amar y salir libre en una ciudad como Chicago puede ser el aliciente para una trama llena de engaños, embustes y trepas carcelarios en un escenario minimalista donde los laterales albergan a los bailarines que descansan junto a sus actores principales cuando no están en escena ansioso por regresar al escenario cubierto de negro donde una banda ocupa la mayor parte del decorado.
A pesar de que Manuel Bandera nunca ha sido un gran actor ni cantante musical siempre ha encontrado papeles a tono para su lucimiento y dado que ahora triunfa en televisión puede que sea el mayor reclamo para que las féminas decidan ir a ver Chicago. A pesar de ello es Natalia Millán como Vilma la más destacable de todo el elenco que llama la atención por su regularidad y su media de notable. Todo el cuadro de baile es espléndido y hasta los secundarios poseen un cierto encanto desde Mama al marido de la sufrida Roxie.
Una obra muy aconsejable para todo amante del musical con un toque de humor y un toque de jazz.
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