
Al final de la obra nos disponíamos a salir del recinto antes de ver un pequeño adelanto de la siguiente representación ya que al empezar con retraso la hora de salida se demoró en exceso. Cual fue nuestra incredulidad al ver que en la puerta se agolpaban ya cerca de 30 personas. Las puertas de entrada o estaban solo aparentemente cerradas si no que se encontraban CERRADAS CON LLAVE sin ningún responsable cerca para poder abrirlas. Preguntamos a parte de los chicos del elenco que informaron que las llaves estaban en posesión del director de la obra y otro encargado y que hasta que no acudieran no se podía abrir el recinto.
¿Y si hubiera habido una emergencia de cualquier tipo durante la representación? ¿Y si se hubiera provocado un incendio o cualquier tipo de alarma? Recordemos que el teatro estaba a reventar, sus accesos se realizan por escaleras estrechas y los encargados de la apertura se encontraban en la zona del patio de butacas existiendo incluso un anfiteatro superior que en caso de haberse producido una desgracia hubieran hecho imposible la evacuación por su acceso principal.
Según la vigente normativa esas puertas NUNCA deberían permanecer cerradas mientras se efectúen actividades y el centro esté ocupado. Y en su defecto se debe poder abrir desde el interior sin impedimentos para favorecer la evacuación. Si no aplicamos la normativa vigente por lo menos apliquemos el sentido común porque a menos de un mes de tragedias como la acontecida en el Madrid Arena, situado anecdóticamente a escasos cientos de metros del colegio, parece que no sólo no aprendemos de los errores si no que los empeoramos.
Espero que este tipo de situaciones no se repitan o que pase una desgracia para recordarnos que la seguridad no es una cosa de broma.
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