Fue un error, técnicamente estaba intentando dormir a Enano y caí yo misma en los brazos de Morfeo. En ese momento y con ulteriores indagaciones he descubierto que el bebé es mucho más receptivo a las siestas si le acuestas contigo y que además son mucho más amplias y profundas. Así qué. Mi me da la vida y él tan contento.
Es INCREÍBLE la sensación de calma que da ver a dos centímetros la cabecita de bebé respirando despacito, calentito, blandito, tranquilo... Y claro te hace dormir como un ángel. Supongo que existe algo satánico en este acto porque no puede hacer algo tan placentero sin ser malo.
El resumen es que desde que he descubierto este nuevo vicio dormimos todos los días entre una hora y hora y media, enterrados bajo el edredón y nos despertamos tan contentos. Os lo aconsejo radicalmente.
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