Imagen de Con M de Mamá |
Es curioso el tema, antes yo era capaz de llegar del punto A al B sin encender la luz y sin tropezar, así, porque si, sin necesidad ninguna, sólo por la pereza de no dar al interruptor. Ahora que lo hago con el convencimiento de estar salvaguardando el sueño de alguien es cuando empiezo a fracasar.
Antes sólo había que evitar la manta de juegos, ahora añado los cubos de muñecos (vacíos), los muñecos, los instrumentos musicales, algún chupete ocasional, y cuando parece que no hay nada más suele aparecer el nuevo columpio de la puerta, eso si es una trampa mortal y no las de Rambo.
Y ese es sólo el principio, en el cuarto hay siempre una capa dudosa compuesta de toallitas húmedas, pañales (no siempre limpios) y alguna prensa ocasional en un lugar estratégico del suelo.
Una vez llegados a ese punto debes introducir al bebé dormido en la cuna, ¿fácil? No. Primero haces un requiebro para salvar el móvil, con medio niño colgado abres la cama, con la boca sujetas la manta,... Mientras rezas para que ese precario sistema de poleas humano funcione y no acabe con un llanto incontrolable y desconsolado. El índice de acierto no suele superar el 45%.
1 Comentarios
Con lo torpe que soy yo, ya me habría caído un par de veces al suelo... jejeje
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