Así que yo, para ser igual que el resto también quería regalarle algo que le durase, conservase, tuviera cariño y... quién sabe, le diese alguna vez a su hijo (que por supuesto también se llamará como él, sólo faltaba).

Soy lectora asidua de su blog pero creo que hasta el email del encargo no habíamos cruzado palabra “virtual”. Desde el primer momento fue un encanto, me fiaba mucho de lo que iba a hacer así que le di un par de ideas, y luego la torturé con un par de cambios como debe hacer una buena madre pesada.
Debo reconocer que la idea de la lámina migró enseguida a poder llevar esa imagen dulce y angelical al blog de Enano. Y como a todo el que se lo comenté le parecía divino completamos el pedido con una cabecera preciosísima que ahora decora su “diario de a bordo” y la verdad es que al final ha quedado taaaan cuco que no me puedo quejar de nada.

Y ahora os diréis... Vaya, si has cambiado este espacio también... Pues si. La verdad es que no estaba planeado pero haciendo los botoncitos para las redes sociales me veía taaaaan mona en el avatar que me puse a maquinar un cambio de imagen para este espacio (creo que es el quinto desde que nació en 2007. Lo bueno es que me gusta tanto que no creo que lo mueva mucho.
1 Comentarios
Se confirman mis sospechas, ya sabía yo que te importaba un huevo mi persona... Solo querías mis dibujos y conocer al gordo, usease, cachocarneconojos, jajajajaja
ResponderEliminarLa verdad es que es un recuerdo foreva :P
Besotes y... ¡No te queda naaa!