Viajar con niños es un infierno. Cuidado, no para ellos, un aeropuerto es un lugar fascianante para un niño y lleno de posibilidades y juegos, es un infierno para sus padres.
Cuando surgió la oportunidad de ir de viaje con Enano no lo dudé pero me daba mucho miedo el hecho de que teníamos que ir solos. Él y yo en comandita, un bebé desatado de 14 meses no es lo que se dice controlable. Por eso busqué asesoramiento en las madres expertas: Más allá del rosa o azul y los Frikerizos, como viajados blogueros que son me dieron sabios consejos que "transformé a la idiosincrásica" de mi bicho.
En primer lugar debo decir que los aeropuertos no están hecho para ir con niños. Concretamente la terminal 4 de Barajas, con todo lo nueva que es NO TIENE NI UN ASCENSOR para bajar a pista. Así que la primera sorpresa llegó cuando al ir hacia el avión me encontré dos tramos de escaleras con el carro, la maleta, el niño, las bolsas y el agobio. Menos mal que entre tres fornidos muchachos me ayudaron. TRES. Mientras abajo el tipo del aeropuerto ni se inmutó o hizo un amago de echar una mano. Pero bueno, una vez salvado ese problema y gracias al autocontrol de enano pudimos llegar al avión/avioneta y plegar el carro en la pista sin que se metiera en el motor de ningún vehículo.
Pero la historia empieza mucho antes. En el control de seguridad donde las medidas son tan absurdas e irracionales que ponen un poco nervioso al personal. Si vas solo ya puedes rezar para que el churumbel decida colaborar por muy bien preparado que vayas.
Como los novatos somos así ya llevaba separado y clasificado todo para hacerlo de forma fluida. Así que pasaron las cosas y el primer problema viene cuando me dicen que el niño tiene que pasar caminando. ¡Clarooooo! Si le da la gana pasará... Y con toda la mala leche del mundo la tipa de seguridad le roba el perrito para que salga disparado detrás de ella. Y como ya ha pasado no importa que tenga una pataleta por el robo de su mascota viajera. Así que con el niño con el moco colgando me dice otro de los engendros de seguridad que van a examinar mi comida de bebé. Es decir, meter en una cápsula futurista uno a uno los potitos, zunos y demás enseres del infante en un proceso que dura más de 10 minutos. "Acompañame" Dice, y yo intentando recomponer al bebé, montar el carro, cerrar las bolsas, coger todo lo que está desperdigado en las cestas,... así que ya no me queda otra que decir... "Ve tirado tú que ya lo recupero luego todo o si no te lo quedas y todos tan amigos".
Mal, este proceso es de todo menos normal. Pero mejor fue aún a la vuelta cuando pité en el arco, porque en Francia siempre pito por el arco por el sujetador como ya conté en otra ocasión. Y se ponen a cachearme mientras veo como el Enano, que es un escapista nato empieza a trepar por el carro para ponerse de pie sin vigilancia ninguna. Y a todo esto mis pertenencias de nuevo esparcidas por el mundo y una tía pesada que no deja de preguntar si voy sola. ¿Si el padre de la criatura estuviera aquí crees que mi niño estaría a punto de saltar de cabeza del carrito?
Ay amigos, que dilemas. Pero es que la cosa podía haber sido peor porque como padres modernos que somos cometimos la insensatez de poner mi apellido al retoño para salvar de la extinción el Pachequismo de la familia gracias a la normativa recién aprobada de este país tan moderno de poder poner los apellidos en el orden que queramos. Pero explica eso a un francés. Claro, en la puerta mira que te mira la tarjeta de embarque y los DNIs de arriba a abajo (y yo sin libro de familia porque ya no es necesario ya me veía provocando un incidente internacional y llamando al consulado)...
Pero a parte de todo este dramatismo de madre histérica canijo feliz, corriendo, saltando, brincando, quitándole el Ipad al estirado del asiento de atrás... Y el el vuelo el sabio consejo de mantenerle entretenido cristalizó en dos horas de sobre alimentación, chuches a tutiplen, patatas, zumos y yogures. Toda la comida insana del mundo, que si me ve la doctora despresuriza el avión para tirarme al vacío por cebar con tanta glucosa al infante.
Eso sí, se lo pasó teta. Pero al próximo con padre. Doy fe.
3 Comentarios
OMG! Yo te digo que me pasa eso y me tengo que tomar un Valium 5 prqeu hiperventilo...me niego a viajar sola con mi retoño en avión...uffff
ResponderEliminarPero has podido contarlo, que es lo importante ;-)
Besos!
Bueno, no te imaginas lo que pase yo en el viaje. Llevé a la cría a Colombia a conocer a mi familia.Pase lo mismo que tu, pero con la diferencia que si lleve hasta el avión la sillita de paseo ya que si había ramblas. Pero te podrás imaginar mas de 9 horas con mi terremoto(la niña) en el avión. La suerte es que la compañía con la que viaje(Avianca)el trato a padres con niños es excelente.Doy fe. pero como dices tu. El próximo viaje no iré sin su padre.
ResponderEliminarBueno, no te imaginas lo que pase yo en el viaje. Llevé a la cría a Colombia a conocer a mi familia.Pase lo mismo que tu, pero con la diferencia que si lleve hasta el avión la sillita de paseo ya que si había ramblas. Pero te podrás imaginar mas de 9 horas con mi terremoto(la niña) en el avión. La suerte es que la compañía con la que viaje(Avianca)el trato a padres con niños es excelente.Doy fe. pero como dices tu. El próximo viaje no iré sin su padre.
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