Sobrevivir a la Navidad

La Navidad es para una madre un deporte de riesgo. Hay muchas cosas que hacer, muchas posibilidades pero a la vez miles de obstáculos. el principal de ellos es la cantidad de gente. Hordas y hordas de seres vivos que parece que no tienen casa. Las vacaciones de Navidad son un mal innecesario para las mamis trabajadoras y sin duda una pesadilla para intentar enfrentarte a la cantidad ingente de compromisos sociales, laborales, infantiles y demás que pueblan la agenda de la madre multimedia.

Hemos ido a ver teatros, marionetas, espectáculos, mercadillos, cabalgatas, varios reyes magos y papa noeles, actividades infantiles, parques de bolas, familia, ... y eso que aún bicho no sabe lo que es la Navidad, sólo sabe lo que es el cachondeo.

Lo de Reyes ya se fue un poco de las manos, el año que viene directamente tendré que pedir una habitación extra para meter todos los coches, motos, camiones y demás cosas tamaño gigante que nos han regalado. Y eso que no importa, no se entera, le da lo mismo que sean cosas de jugar o de destruir... El año que viene que pida por esa boquita la liamos parda. Te lo digo yo.

Y con todo lo que hemos roto ya - si, la mitad de las cosas han sido destruidas por Mini Godzilla - estoy aprendiendo nuevas dotes de bricomanía que desconocía poseer.

Y el año que viene tengo que comprar el super árbol de navidad y decoración de verdad, y mucha luz, y mucho chocolate, preparar comida para los camellos, copa para los Reyes, escribir la carta, responder la carta, preparar sorpresas y cosas fantásticas...  Y todo para que tu foto con el rey mago parezca un niño poseído y lloroso, o tu mesa de Navidad quede como un tsunami o los paquetes vuelvan a parecer Frankesntein. ¡Maldito Pinterest!

La Navidad es muy bonita, vivirla con niños en mágica... Pero de verdad, es muy agotadora. El año que viene celebramos mejor Hanuka, que parece más tranquilito.