Mucho se habla de la famosa cuesta de enero... sí, pero ¿Y de la cuesta de septiembre quién habla? Las familias españolas gastamos mucho más en septiembre que en plena navidad porque al empezar los colegios toca comprar material, libros, mochilas, uniformes, ropa de invierno, ... y este año además una docena de mascarillas para cada criatura (de las lavables o cientos de las desechables), geles hidroalcohólicos y , por supuesto, la famosa riñonera... ¿Te hago las cuentas?
Hay una cosa que me llama poderosamente la atención de la vuelta al cole y es esa mezcla de alegría por dejar a los churumbeles en el aula pero esa pena porque regresas tú también a los quehaceres diarios pero además eres más pobre que una mangosta coja.
Este año a esa incertidumbre económica sumamos el desembolso derivado del covid, que parece una tontería pero cuando puedes espaciar las compras como que se nota un poco menos. No es tan doloroso. Rara es la familia que, a dos días de empezar las clases, no ha descubierto que falta la mitad del pantalón del uniforme porque las criaturas han crecido (este año no sólo a lo largo, también con el encierro a lo ancho).
Y claro piensas... ¿Si nos encierran en un mes como el año pasado para qué comprarlo? Y miras mientras con pena ese pantalón que por primera vez en tu vida no has tenido que remendar con rodilleras. Tiras las zapatillas de deporte que no entran ni con un calzador ni aflojándolas y les largas con las sandalias los primeros días,... todo un alarde de improvisación que este cursos 2020 2021 promete seguir en cada trimestre.
Sólo os voy a decir una cosa que no os habéis parado a pensar. No os preocupéis queridos míos. Este año el desembolso de septiembre lo vais a recuperar en pequeñas mensualidades en forma de ahorro en cumpleaños infantiles y excursiones del colegio, y , por primera vez, el sablazo de las granjas escuelas no os dolerá en primavera. Al menos esto te alegra un poco el día, ¿no? ¡De nada!
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